Hojaldre de queso y frambuesa

Como me gustan esos encuentros en los que llevas el postre y todo el mundo sale encantado, preguntándote... como la hiciste, dime, dime?. Pues así nació esta tarta; me invitan a merendar y decido llevar algún dulce para los más golosos. Sacada de uno de tantos libros de cocina como tengo, la foto me decía "cómeme".

Si buscáis una tarta fácil, que no dé mucho trabajo y sin utilizar casi el horno, esta es la vuestra. Con un toque crujiente y cremosita por dentro, mmmmmm!! La verdad que quedó deliciosa!!

Ingredientes:

500 g. de hojaldre

250 g. de queso fresco

250 ml. de leche

125 ml. de nata líquida

75 g. de azúcar

3 hojas de gelatina neutra (5 g.)

150 g. de mermelada de frambuesa

1 huevo

Almibar:

1 taza de agua

1/2 taza de azúcar

Preparación:

El molde que yo utilicé es la misma bandeja del horno (39x29). Con unos 250 g. de hojaldre haremos la base, lo estiramos bien, que quede una capa muy fina y cubrimos toda la base del molde. Con el resto del hojaldre vamos a cortar unas tiras de unos 3 cm. de ancho para ir colocando en los bordes que forman el rectángulo, esta operación la repetiremos tres o cuatro veces, uniendo las tiras con huevo batido, que nos hará la función de pegamento.

Cubrimos toda la base con alguna legumbre seca (yo utilizo garbanzos), para evitar que suba durante la cocción y horneamos a 210º (calor arriba y abajo) unos 15 min.

Mientras tanto haremos el relleno; calentamos la leche, la nata líquida y el azúcar, sin que llegue a hervir, retiramos del fuego y añadimos la gelatina previamente hidratada (colocar unos 5 min. en agua, hasta que este blandita). Mezclamos bien hasta que esté completamente disuelta. Le añadimos el queso fresco troceado y pasamos todo por la batidora, hasta que quede completamente deshecho, como una crema.

Cubrimos el hojaldre ya frío con el relleno y dejamos en la nevera un mínimo de dos horas para que cuaje.

Para hacer el almíbar ponemos a calentar el agua con el azúcar, dejamos hervir un poco y reservamos. 

Al final le extendemos una fina capa de mermelada al hojaldre y pintamos con el almíbar los bordes, le dará brillo, pero sobre todo dulzor.

¡¡Está de dulce!!